jueves, 15 de noviembre de 2018

Poema del río.



16/03/2025,       Batopilas, Chihuahua.


                      Una joven (Sonia) de aproximadamente 22 años de edad, baja al río Batopilas de las montañas de Chihuahua, quiere despejar su mente, el francés ese francés..., tiene un examen presencial el próximo jueves en la Ciudad de México.

Le gusta mucho ese lugar desde que era niña, aprecia y valora que todavía es un río limpio, por eso baja a verlo cuanto puede y las leyes de la noche y el día se lo permitan.

 Es un río que se lo sabe de memoria, cada piedra en su sitio, sabe dónde a los peces les gusta estar, a las ranas y por dónde los campesinos a burro que lo cruzan, bordean o simplemente se detienen. Sabe en qué momento ese río tiene sed, a mediados de mayo... lo habitual, entiende sus crecidas, empezando las nubes de tormenta varios kilómetros de su lugar. Sabe de sus marismas donde siempre ha querido fabricarse su propia canoa o comprarse una Apache, lo que sea a ser de arrancar momentos sagrados a la maldita rutina.

Debe regresar pronto a su casa,  al día siguiente debe tomar un avión, hacer el examen y el mismo día regresar. Le molesta no poder quedarse más tiempo en la Ciudad de México, tantas cosas que hay que ver y la vida difícil de nuevo se lo impide. Solo puede hacer ese examen, para terminar un requisito trivial para un trabajo en una oficina de gobierno, es simple, piden un idioma adicional al nativo, su madre es francesa, ella ya sabe hablar francés pero requiere un comprobante....va por el intermedio y regresará de nuevo a la ciudad por el avanzado para el comprobante definitivo.

Se despide del río y se va a dormir a su casa,...

                                             Consiguió el trabajo y pasan los años .....

No puede creer lo bien que le ha ido trabajando para el gobierno, ¡ Tanto trabajo y tan emocionante !, al año la enviaron a la Ciudad de México y es la mano derecha de la embajada de Francia en México, su tierra humilde le enseñó que menos es más, no tenía las comodidades ni el departamento que tiene ahora pero sabe perfectamente qué les encanta a los turistas visitar por lo que es una magnífica asesora. Sus padres y sus eternamente celosos hermanos no pueden estar más orgullosos....

                                            y soltera....

Su madre no tiene ningún inconveniente de irle a visitar una vez al mes, un fin de semana solamente,
ya que vive cerca de un aeropuerto, a dos horas en coche para ser más precisos, o bueno no tan cerca, pero esas dos horas no las sufre nunca, solamente compra por internet su boleto y despega dejando aire sobrecalentado detrás, y ahí está con su hija, ella va en navidades y en alguna semana que no haya tanto trabajo (imposible), ya no tiene tanto tiempo para bajar al río pero ella sabe que ahí está....

                           mientras que el río sigue esperando el paseo en canoa....

Parecía un sueño eterno, hasta que a mediados de noviembre los meteorólogos dieron una alerta de una intensa tormenta invernal en la zona...los factores eran los correctos  :

                             1.- Presencia de corriente "Jetstream" en altura. (Atípico)
                             2.- Baja presión fría de 200 a 500 hPa                 (Atípico)
                             3.- Temperatura menor a -18 C en 500 hPa          (Normal)
                             4.- Advección de humedad en niveles medios.     (Normal)
                         
Su familia estaba preocupada más no le comentaron nada, ¿ Para qué dar preocupaciones adicionales ?, esa tormenta estaba a vuelta de la esquina, a media semana para ser más precisos y en la televisión solamente decían que los habitantes de Batopilas buscaran un albergue, ellos no sabían que hacer. Se quedaron en casa.

Empezó por ahí del jueves, una lluvia nunca antes vista, empezó despacio y así se mantuvo todo el día, pero en el peor momento, en el anochecer, comenzaron los problemas, una lluvia de gota gorda,
ensañada que no daba tregua, relámpagos por supuesto y comenzaron los cortes de la luz....

            pasaron la noche en vela....es la primera vez que el río les asusta....

Al día siguiente todo el pueblo era un lodazal, algo nunca visto, y no hacía tanto frío, parecían mas bien temperaturas de abril, para algunos una lluvia muy fuerte para otros algo está pasando con su lugar, el río se desbordó y se llevó autos inoportunos, árboles de siempre, personas desprevenidas...

                                    ni los más viejos recuerdan semejante furia.

La familia de Sonia se encuentra bien, asustados pero bien, la montaña les protegió y la casa la van secando poco a poco, van a tener que hacer algunas obras y persignarse de que no
se vuelva a repetir, pero no lo creen así, las lluvias se han hecho cada vez más fuertes e impredecibles, el hermano pequeño, "el Mile", así le dicen aunque sea nacido en el 2010 ya entiende mejor que sus mayores que es lo que ocurre....

                                  es que se está calentando la tierra mamá.

Pronto entenderá que esos cambios tan bruscos se deben en gran parte al ser humano y a sus actividades altamente contaminantes...

                                   muchas veces prescindibles.


Sonia supo de la noticia, terminó el mes bien y ayudo a ser reemplazada en su trabajo, ella sabe perfectamente que su exquisito francés le abre fronteras que ya no quiere cruzar, ella ama su lugar, y
gracias a su hermano "Mile" se ha empapado de la grave crisis climática que enfrentamos como
humanidad, tiene profundos deseos de volverse activista, pero le queda una cosa, visitar ese río, pasarlo.

Regresa al río y estaba irreconocible, verlo así fue como una pequeña muerte en su alma, estaba erosionado, lleno de escombro, era intimidante y peligroso, su orilla ya no era marisma, era un pantano, un pantano que se instala el resto de sus días. Se pone de rodillas, se lleva las manos a la cabeza...

                            no puede, quisiera ignorarlo y empieza a llorar,
                            sus lágrimas salpican las piedras y las aguas,
                            se las lleva una corriente que ya no sabe añorar,
                            solo le quedan la brisa y las acariciantes ramas,
                            como fieles compañeras dispuestas a consolar.                            



                     Río Batopilas, afortunadamente esto es un cuento.